25 agosto 2005

[ fragmento de vida del hombre blanco ]



Verde, azul, naranja, amarillo, rojo, celeste, rosado un mural que da la bienvenida a todo aquel que pase por delante, son pocos, sin embargo, los que disponen de su tiempo para contemplarlo. Verde y rojo, pase, pase que siempre hay un lugar. Una casa, más verde y otro verde un poco más oscuro.
Un cartel rodeado de flores y un nuevo camino de colores que termina en una casa amarilla con ventanas manchaditas de colores. Un nuevo camino, otra casa algo más amarilla; un portón, un pasillo, algunas puertas, una especie de deposito verde.
Una escalera con baranda amarilla, una nueva casilla verde y una casa naranja rodeada de un muro azul. Al costado, un camino rodeado de muchas plantas que termina en un fondo verde, verde manzana, con manchas de colores que invaden las paredes, los objetos, los árboles. Hasta el más mínimo detalles tiene chispas de colores.

Siempre pensó que las casa eran aburridas, todas pintadas del mismo color: blanco, gris, crema. Eso no era para él, le gustaban los colores fuertes, profundos, vitales, las manchas multicolores en movimiento. Decidió de cada pared, cada puerta, cada ventana, cada rincón de su casa estaría lleno de colores. Y que cada uno de esos rincones estaría acompañando siempre por un ritmo de tango, o tal vez una milonga.

En ese espacio de muchos colores cada cosa tiene su lugar "quién tiene todo en orden, no pierde tiempo" reza una frase colgada en algún lugar de la casa más pequeña de todas. La cocina esta llena de frascos, cada uno perfectamente etiquetado y cerrado. Los cubiertos están en el estante marrón; en el otro estante más claro están los platos, dos estantes más arriba las tazas y los platillos y uno más abajo los vasos. El estante verde es para las ollas, sartenes, coladores y demás elementos de la cocina; mientras que en el blanco hay fuentes, tablas, servilletas, manteles, individuales, posa vasos. Hay dispersas por la cocina frases de autoría propia que desafían al mundo, que demuestran un coraje, una fuerza y una voluntad inigualables; sin embargo, aunque no haya frases que lo reconozcan, él tiene miedo.


En las mañanas el día comienzan con un grito, una especie bostezo que sirve para desmodorrar no sólo su cuerpo, sino también las paredes y las fotos, los estantes de colores y los frascos etiquetados. Se viste prolijamente, se asea y arregla su cuarto. Del cuarto al baño, del baño a la cocina, de la cocina al fondo de la casa, del fondo a la cocina, de la cocina va por el pasillo hasta el frente, del frente al super, a la panadería, al puesto o algún otro comercio depende lo que necesite y de allí a su casa; a la cocina y nuevamente al cuarto.

A las ocho y media de la mañana la radio es sintonizada en Radio Carve, después cambia por Clarín o la emisora local y queda allí hasta el final del día, donde es dejada de lado por la televisión. Todos los días sucede más o menos de la misma forma: la radio, calentar el agua para al mate, la leche, los remedios, alguna tarea de la casa, los mandados, la comida, la limpieza, una siesta, el mate (si está lindo al sol), la radio, la televisión, la cena, la limpieza y a la cama. Una rutina muy exacta, muy ordenada.


A veces esa rutina se rompe, se hace diferente, pero es por poco tiempo. Es difícil explicarle a los otros como es que funciona la rutina, tienen lógicas tan diferentes que uno no puede, es un poco molesto. Molesta, pero el cambio genera movimiento, hace salir de esa condena de estar siempre en lo mismo y por más que sean gritos, algunos malos entendidos, caras raras, hace bien, mueve... A veces la gente se ofende y no vuelve más


Colores saturados a gritos. Su apuesta a la vida no es más que un exorcismo contra la muerte. No tiene muchas razones para vivir, casi ninguna y sin embargo no quiere morir. Tiene miedo, miedo de morir solo.









el hombre blanco peleo contra su muerte, sacó desde lo más adentro de sus entrañas todo su miedo, toda su rabia, toda su furia. dejó que saliera en forma de gritos aterradores, que aún suenen en los oídos de quienes estaban allí presentes.
luchó contra su miedo, logró mostrar su lado más amable y lo más oscuro. paseo por casi un siglo de vida, unió historias, personajes, tiempos en ese intento por encontrar un antídoto, para calmar lo que le pasaba dentro.
durante tres días y tres noches fue aterrador, dejó ver su mundo interno, fue difícil soportarlo, hubo que verlo entre los dedos (regresar a la niñez de ver pelis de terror).
lo tranquilizaron con químicos y poco después ya no pudo reaccionar. ahora (coma) las luces se prenden y no sabés si la película terminó: es irreversible.



1 comentario:

le mutante dijo...

[dijeron]


El Gran Blas Giunta dijo...

Wow, excelente.
Que puedo agregar... nada, dice todo

Saludos!




THE UFESAS dijo...

muuuuy intersante, me gusto tu postura

aleteo de manos(saludos)





Gon dijo...

Mi rutina es un quilombo, pero rutina al fin. Cuando sea viejo y tenga mi cabaña frente al mar, mi cultivo de hierbas y mi estufota a leña, voy a ser feliz con mi mujer.





gabu dijo...

* blas: agregó aunque no quisiera :)

*ufesas: linda forma de saludar, me gustó

* gon ¿es feliz ahora? si es así, entonce sperfecto, quedese con su horizonte de cabaña frente al mar. si no es feliz, entonces no proyecte nada, busque su cabaña ahora, cultive sus hierbas y el tiempo dirá si eso es felicidad.




Gon dijo...

Nunca hay felicidad completa si no hay merluzas y vinito:
Pero bueno. Es un sueño. La felicidad es lo que hay en el medio.
Muy bueno el flog :P (si, lo visito bastante seguido)