06 enero 2008

[ cosas que vienen a la cabeza I ]



en un viaje de verano tuve un compañero de asiento desconocido. en las 18 horas que duró la travesía no crucé palabras, salvo alguna disculpa por golpes y pisotones propios de dormir en un bondi. una de mis compañeras no podía creer que no hubiera intercambiado palabras, saber dónde iba, que hacía, como se llamaba... no, nada de eso.

cuando nos bajamos le regalé una sonrisa y un deseo de buen viaje. a pesar de lo sorprendido me devolvió la misma onda de buena ruta.

no libro, no música, no celular... simplemente, agarro y no hablo.



si, me di cuenta que había que volver... por un rato al menos.